LA MOVILIZACIÓN, EL ARMA SECRETA DE LA DEMOCRACIA

Fernando Iglesias

Hoy, 9 de Julio, a horas de una nueva manifestación, me gustaría resaltar la importancia que estas expresiones han tenido y tienen en nuestro país. 

Este fenómeno es difícil de comprender en países con una tradición institucional diferente y más fuerte, donde la disputa por el poder se da en el marco de sus instituciones y no en la calle. Ese es el tipo de país que aspiramos a construir en 2015 y esa es la idea de país que defendemos hoy, cinco años después. Tenemos que pelear con las armas que tenemos: la de la movilización popular ciudadana es una de ellas.

Cambiemos como alternativa política fue sólo la expresión de un proceso que empieza con las movilizaciones del campo en 2008 y termina en 2015 con la de Nisman. Esas movilizaciones masivas y enormes fueron una especie de 17 de octubre de la república, en el sentido de poner en la agenda el tema de los valores republicanos, la defensa de la independencia judicial y la división de poderes. 

Durante el gobierno de Cambiemos, cada vez que el Club del Helicóptero se hacía fuerte, la gente salía a la calle. Ese proceso de apoyo al Gobierno en las calles (en mi opinión algo poco común desde el retorno de la democracia) culminó con las enormes movilizaciones del cierre de campaña en la 9 de Julio, que permitieron la remontada del 41%. Cambiemos se transformó en la expresión política de esa rebelión antipopulista que recorre el país desde hace ya más de una década y que despertó otra vez el 20 de junio de este año, con el banderazo por la República. Mi deseo, y el de todos los que defendemos los valores republicanos, es que también se exprese este 9 de Julio.

Vivimos en un país con una fuerte cultura peronista y populista donde el poder se discute en la calle y no siempre de forma pacífica. El peronismo mismo reclama su origen fundacional en la movilización del 17 de octubre, una idea que se instaló exitosamente pero a contramano de la realidad. Por eso no resulta llamativo que intente cada vez que puede desacreditar las movilizaciones masivas que exigen libertad, seguridad, transparencia o justicia, y probablemente intente lo mismo con lo que suceda hoy.

En lo personal, la movilización que más recuerdo fue la de 2008. Yo era diputado nacional y fuimos a la primera movilización en Plaza de Mayo de apoyo a la lucha por el campo. En un momento empieza a correr la voz de que venía la patota de Luis D’Elía, cosa que finalmente sucedió. Hubo un largo momento de tensión, de casi dos horas, en el que las dos columnas se enfrentaron con los periodistas en el medio sin que hubiera violencia, hasta que al final lograron quebrar las vallas y pasaron por arriba. Recuerdo que al día siguiente Luis D’elía me estaba acusando de haber golpeado a sus muchachos en TN, en la época en que el Gato Silvestre y Bonelli todavía tenían el programa juntos.

Este 9 de Julio seguramente habrá referencias al respecto, pero no creo que el caso del asesinato de Gutiérrez sea similar al de Nisman: la diferencia fundamental es la cuestión institucional. Una cosa es un fiscal de las República y otra cosa es un crimen que no parece tener una relación directa como represalia del poder. Esto último sí se evidenció en el caso Nisman: un fiscal de la Nación denuncia a la Presidenta y al canciller y a los cuatro días aparece muerto de una balazo en la cabeza. Eso es muy difícil de igualar.

Sin embargo, el Gobierno se ha puesto muy nervioso. Nadie ha hecho acusaciones, pero todos tenemos derecho a la sospecha, un derecho constitucional que cobra mucha importancia tratándose de estos individuos. En mi opinión, ese nerviosismo radica en que el crimen de Gutiérrez pone de manifiesto un entramado político mafioso y violento que nació en la Santa Cruz kirchnerista menemista y que se ha apoderado de la República. Veamos todo el cuadro: el ex secretario privado de la ex presidente Cristina Kirchner la denuncia como parte de una asociación ilícita en la Causa de los Cuadernos, tras lo cual aparece muerto de forma violenta; la que investiga el caso en ese esquema feudal que instalaron en Santa Cruz es la sobrina de Cristina Kirchner, y encima uno de los acusados, según parece, es también de la familia del escribano de Cristina Kirchner. Hay Kirchner por todas partes. 

Lo que el caso deschaba es justamente el entramado mafioso y violento que reina en Santa Cruz y la diferencia, mucho más profunda, de los valores en los que se sustenta cada proyecto político. Sin ir más lejos, hace pocos días detuvieron al secretario privado de Mauricio Macri, un chico que tiene un auto del 2017 y un departamento de 3 ambientes que está pagando con hipoteca. Es muy difícil pensar que a este chico vayan a secuestrarlo para ver dónde guardó el canuto. En cambio, Gutiérrez tenía 36 propiedades y 37 autos de alta gama, una metáfora descarnada del descontrol absoluto que han sido los Kirchner en el manejo de Santa Cruz, y la traspolación de ese sistema a la República. Eso es lo que evidencia el caso y no pueden ocultar, por eso se victimizan y siguen la vieja estrategia peronista donde ellos son siempre el payador perseguido.

Nos aproximamos a un momento muy crítico del país gracias a la combinación de los tres peores escenarios posibles. El primero es el de una crisis económica inédita con la caída del 26% del PBI en 6 meses (que incluye el 5% anterior a la pandemia) y una cuarentena eterna e inflexible que motoriza esa caída. Estamos en una situación de crisis peor que la del 2001, con repercusiones enormes desde el punto de vista de los ingresos, del trabajo y de destrucción del tejido productivo que recién estamos empezando a ver. 

El segundo escenario que se combina al primero es la crisis institucional. En vez de haber aprovechado los 100 días de cuarentena para organizar y reforzar el sistema sanitario, han utilizado ese tiempo para llevar adelante su agenda política: expropiación de Vicentín, impunidad para todos sus funcionarios acusados, encabezar un plan de venganza e igualar para abajo (como no pueden decir que son inocentes quieren ensuciar a todo el mundo). Institucionalmente, hoy vivimos en un país que se maneja por DNU y dónde el Congreso es una falsificación, una parodia de sí mismo. 

Y el tercer escenario que se combina con los otros dos es el de la crisis sanitaria, una situación que parece empeorar día a día porque en el Gran Buenos Aires y sus núcleos más pobres no se tomaron las medidas correspondientes en esos 100 días y ahora ya llegó el invierno. La triple combinación de crisis institucional, económica y sanitaria nos está llevando a una situación muy crítica y probablemente inédita. Es imposible saber si estamos en el peor momento de la grieta, lo que sí sabemos es que vamos a pasar, y estamos pasando, momentos muy complicados en el país.

Fernando Iglesias es periodista y escritor. Actualmente es Diputado Nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

1 Comment

  1. Sr. Iglesias lo felicito, Hay que hacer algo, no se que un librito, un panfleto, un cuentito, pero algo para que los que el kirchnerismo esta dejando desamparados sean rescatados y convencidos de eso. que ven al realidad. si les pagan 60M para quemar un campo esta dificil, pero se puede hablar tambien con ese, porque ese hombre tambien tiene cerebro y sabe que eso es ocasional. cuando esto pase, prepapara hordas de voluntarios, yo estoy dispuesta y soy grande, que como los mormones no cejen en el intento de contarle la verdad con documentacion a la mayor parte de gente posible. sino como hizo Granata para ser diputada?, asi.
    Muchas gracias por ser quien es.
    Veronica Medina. DNI 10401407

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: