48 DÍAS DESPUÉS DE LA “INFECTADURA”: QUÉ CAMBIÓ, QUÉ SIGUE IGUAL

Sandra Pitta

Hace un mes y quince días un grupo de científicos, intelectuales y periodistas firmamos una carta crítica con la manera en la que el Gobierno gestionaba el aislamiento obligatorio. El texto causó mucho revuelo por la utilización del término “infectadura”, tanto fuera como dentro de la oposición. Dejando eso de lado, ¿qué sucedió en estos 48 días con el texto de la Carta y sus ideas? 

La realidad es que hoy corresponde más hablar de infectadura que en aquel momento. Unos días después de la Carta el Presidente propuso la intervención y eventual expropiación de Vicentín en una conferencia de prensa; la Vicepresidente “muteó” a la oposición cerrando los micrófonos durante una sesión virtual del Senado; y el presidente de la Cámara de Diputados destrató ostensiblemente a un diputado de la oposición. Estos son solo algunos ejemplos visibles en el plano institucional, pero hay muchos otros que se observan a diario que abonan la teoría de que esta es una democracia en peligro y de que las instituciones están siendo debilitadas día tras día. A esto se suman las desapariciones y muertes en manos de fuerzas de seguridad, muchas veces simplemente por violar la cuarentena o ser sospechosos de violarla. Todos los días, al leer las noticias, nos enteramos de un nuevo avasallamiento, de una nueva maniobra para socavar lenta pero inexorablemente el sistema institucional. 

Con respecto al manejo de la cuarentena, se puede observar que ha sido casi caótico y que no se ha aprovechado el tiempo para fortalecer el sistema de salud, sino que en gran medida se siembra pánico y terror para ocultar aquello que no se hizo. El testeo, rastreo y aislamiento que la OMS y otros organismos internacionales de salud recomendaron desde el día 1 de la pandemia, no se encararon con la seriedad adecuada, salvo en algunas regiones del país. Existe escasa transparencia en los datos, una información muy deficiente y sesgada desde el Ministerio de Salud y se apela al miedo, antes que a la libertad individual basada en el conocimiento y en el entendimiento de la situación. 

Creo que la carta fue premonitoria y que el término “infectadura”, muy discutido por intelectuales de diversas ideologías (incluso dentro de Juntos por el Cambio), fue el más adecuado para la situación que se vive actualmente. Muchos lo criticaron porque pensaron que era una afrenta a los médicos infectólogos, cuando en realidad era una crítica al manejo de la “infección” que dio origen a la pandemia. Otros se asustaron con la referencia a una “dictadura”, cuando lo que estábamos señalando era que, en el manejo particular que hacía este gobierno de la cuarentena, estaba el germen de un autoritarismo que podía desembocar en una situación de pérdida paulatina de derechos. Pero los más peligrosos fueron los que tildaron de anti-cuarentena a los firmantes, en un esfuerzo por estigmatizar y generar un nuevo grupo de “enemigos del pueblo” (o “enemigos de la salud y de la vida”). Raro enemigo nuevo, ya que entre los firmantes hubo muchos científicos que desde mediados de febrero pedíamos que se tomaran medidas en los accesos al país (y no una simple declaración jurada) y que se compraran tests cuando todavía había mucha disponibilidad en el mundo, entre otras medidas.

Sin embargo, desde que la Carta sobre la infectadura se publicó, lo que sí mejoró fue la reacción de los ciudadanos, que decidieron no permitir más avasallamientos. Esta decisión no fue producto de la Carta, pero de alguna manera la Carta pudo servir como pre-anuncio: fue una lectura de una realidad que todavía estaba oculta, para muchos, bajo el manto del temor al contagio. Este temor no se perdió, porque la infección existe, pero sí se perdió el miedo a protestar en medio de la pandemia. 

Constatar este hecho hace que el señalamiento y las reacciones que generó la Carta no hayan sido en vano. El que Alberto Fernández me nombrara en la campaña supuso un cambio muy radical en mi vida. Habiendo sido siempre una “técnica” de perfil bajo, pasé a tener un protagonismo inesperado. A veces ese protagonismo es bueno, en el sentido de que cuento con más oportunidades para dar a conocer mis ideas y mi trabajo científico; otras veces es obviamente malo, como cuando tus propios colegas te escrachan junto con quien acaba siendo presidente. 

Y mientras todo esto pasa, la pandemia sigue. Estas crisis como la que estamos viviendo cumplen, inadvertidamente, un rol fundamental: desnudan a los seres humanos y los muestran tal como son. Aquellos que son solidarios demostrarán su solidaridad; aquellos que fingen ser solidarios quedarán al descubierto. Muchos van a encontrar una fuerza interior que no pensaban que tenían, mientras otros, que se imaginaban fuertes, van a descubrir que no lo eran tanto. El mundo va a cambiar en formas que pueden ser pasajeras o permanentes. Seguramente muchos hábitos cambiarán, desde las rutinas diarias hasta las formas nuevas de trabajo: a veces estas situaciones de crisis nos empujan a reformular viejos conceptos.

A pesar de todo soy optimista y creo que vamos hacia un mundo mucho más interconectado, sobre todo en el mundo científico. Fue la interconexión la que permitió conocer rápidamente la secuencia del virus, desarrollar tests diagnósticos y avizorar una posible vacuna. Si hubiésemos estado aislados, esos avances hubieran llevado años y no meses. ¿Queremos de vuelta estar aislados? Quizá, en estos momentos de incertidumbre y temor algunos añoren volver al “vientre nacionalista”. Pero una vez superada esta instancia, creo que vamos a darnos cuenta de que estamos más interrelacionados que nunca y que eso es lo mejor que nos puede ocurrir. Y no, no es optimismo barato y pasatista. Es observación de la realidad. Después de todo, sigo siendo una científica curiosa que observa y estudia la realidad.

Sandra Pitta es farmacéutica, doctora en Biotecnología e investigadora independiente del CONICET.

4 Comments

  1. Clara como agua de manantial Dra. desde mis setenta y cinco años le aseguro que no escuche con tan pocas palabras, una secuencia de hechos con una precision que asombra. Mucho orgullo de tener en el pais gente como Ud. Gracias Dra.

  2. Con 48 días de tanta actividad y tantas notas dadas a la prensa no entiendo en qué momento labura como científica. Labura como científica? es cierto que fue delegada de UPCN también?
    Igual, celebro que la autora salga del clóset ideológico y milite para lo rancio

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