REVISTA REPUBLICANA: Usted tuvo que hacerse cargo de una área sensible, los Derechos Humanos, durante el gobierno de Macri, un tema muy relevante desde lo simbólico durante los tres periodos kirchneristas. ¿Qué balance hace de su gestión? ¿En qué cree que se avanzó?
CLAUDIO AVRUJ: Cada gestión de gobierno viene a aportar lo suyo y creo que es el tiempo y la calma del análisis lo que pone las cosas en su lugar. Nuestra gestión tuvo como horizonte dar un salto cualitativo. Tuvimos y tenemos en claro que los derechos humanos son de y para la gente. Jamás son de un gobierno. No tienen ideología. Esto último es el desafío más fuerte a enfrentar. Debemos decirlo muy claro: los derechos humanos no son ni de derechas ni de izquierdas. Son normas, principios y valores que deben ser cuidados y promovidos. Esa es la obligación del Estado y eso es lo que hicimos.
Nuestro balance es positivo. Por supuesto que hay muchas cosas que quedaron pendientes de realizar y muchas otras que podrían hacerse de otra manera o mejor. Somos falibles y perfectibles pero hemos dejado cosas para siempre. Solo por citar uno, el Plan Humanitario de Identificación de los héroes de Malvinas. 37 años pasaron porque el Estado no pudo o no quiso hacerlo. Los testimonios de las 115 familias y el reconocimiento inmenso a nivel internacional que guardo en mi memoria me ratifica que hicimos un bien enorme a mucha gente y al país en el plano del derecho humanitario. De la gestión también queda el Plan Nacional de Acción en Derechos Humanos, una deuda pendiente desde 1993 del país con los organismos internacionales. Lo hicimos. Al igual que el proyecto humanitario fortalecía la visión de una Argentina en el mundo, el Plan también fue un acto de valentía porque fue el Estado el que asumió que las cosas no estaban bien y debían ser reparadas. Fueron 242 compromisos asumidos por todos los ministerios, incluida la elaboración del Plan de Empresas y Derechos Humanos. Y logramos el 70 por ciento de cumplimiento. Creamos la Dirección de Violencia Institucional, creamos la Dirección de Políticas en Diversidad Sexual, creamos la Dirección de Pluralismo y Multiculturalidad, creamos el Programa de atención en Violencia Obstétrica, creamos la red de identidad biológica para dar respuestas a los problemas de sustitución de identidad por fuera de los años de la dictadura. Y por supuesto seguimos adelante con absoluto compromiso con los juicios de lesa humanidad y la búsqueda de niños apropiados en dictadura como así también honramos como correspondía a quienes cumpliendo el Servicio Militar Obligatorio murieron defendiendo el cuartel del Ejército de Formosa del ataque de Montoneros en 1975, en democracia.
Fueron miles de temas, de reuniones, de viajes por el país y el mundo inspirados sólo en el cumplimiento de una agenda abierta, cercana, empática, respetuosa y de no imposición. Para muchísima gente nuestra gestión fue muy importante y también tiene un alto valor simbólico.
RR: Estamos viviendo un momento muy complejo a partir de la cuarentena. ¿Cómo impactan en los derechos humanos de la ciudadanía las medidas y restricciones que impone el gobierno nacional?
CA: En primer lugar debemos salir de la lógica de que hay un gobierno bueno que cuida y una sociedad o parte de ella que es irresponsable. No es así y ese discurso es el que marca las líneas y directrices que impactan negativamente en el respeto de los derechos humanos.
Hemos visto abusos de autoridad policial y un decreto presidencial que prohíbe los encuentros familiares. Hay un discurso que no habilita la responsabilidad social como hubiera sido deseable sino que instala el miedo en su discurso y en la irresponsabilidad de los gobernados. Y debemos estar alerta porque la violencia de género y violencia doméstica han aumentado; el acceso a la salud debe ser cuidado, hay problemas en el acceso a la educación para aquellos niños que no tienen conectividad, las limitaciones a la circulación, el acceso al trabajo y a la justicia, la situación de los migrantes, etcétera. Este estado de excepción trae consigo problemas muy grandes ante los cuales debemos estar alertas siempre.
RR: ¿Cuál es su reflexión sobre los casos de Luis Espinoza y Facundo Astudillo Castro?
CA: Son casos trágicos que debemos mirar con calma y esperar el accionar independiente de la Justicia. Estamos ante dos casos donde se apunta a la violencia institucional de policías provinciales en tiempo de cuarentena y restricciones. Estas situaciones se dan en un clima muy tenso y en el cual las denuncias sobre violencia institucional han crecido en forma exponencial.
RR: ¿Qué piensa de las palabras del diputado Maximo Kirchner que tildó de “miserables” a quienes compararon estos casos con el de Maldonado?
CA: Coincido: es de miserable compararlos. Primero porque son casos trágicos y que merecen el mayor respeto y cuidado. Yo no he visto marchas y campañas acusatorias alentadas desde la política y por políticos contra el gobierno nacional ni provincial acusándolos de encubridores y asesinos y exigiendo se declare la desaparición forzada. No he visto instalaciones de la Policía Provincial agredidas. No he sabido escraches a funcionarios en la vía pública como nos ha pasado. No hemos sabido de manuales en las escuelas pidiendo por Facundo. No he tenido noticias de afiches con el rostro de Facundo en los edificios de los ministerios. No he sabido del clamor en los medios de los organismos de derechos humanos exigiendo ante la CIDH y la ONU que venga al país a investigar. No los he visto interpelar a la ministra de Seguridad y a la de Justicia de la Nación en sus despachos ni acusarlas de encubridoras. Si los dichos se basan en esto, yo coincido.
Claudio Avruj fue Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación durante la gestión de Mauricio Macri.