REVISTA REPUBLICANA: ¿Cuál es su mirada sobre el DNU que impulso el gobierno nacional declarando de interés público los servicios de telecomunicaciones? ¿Qué impacto tendrá a futuro en el día a día de todos los argentinos? ¿Por qué cree que el Gobierno tomó esa decisión?
DE LOREDO: El decreto que declara servicio público a la telefonía móvil, internet y a la televisión paga nos parece una mala señal que va en contra de la previsibilidad económica del país. El Estado nacional debe generar las condiciones para impulsar esta tecnología, tendiente a aumentar los estándares y reducir la brecha digital entre los argentinos. En cambio, se decide avanzar con un decreto de forma unilateral que es perjudicial para cumplir estos objetivos. La declaración de Interés Público de las TICs es una herramienta que le permite al gobierno nacional regular el precio, controlar, limitar y no establece obligaciones. Que el Estado intervenga en las tarifas, atenta contra la rentabilidad del sector privado, encargado de invertir en infraestructura de comunicación que garantice un acceso seguro y con capacidad suficiente para las demandas actuales de la población. En cambio, considerar a las TICs Servicio Básico, es elevarlas al nivel de política de estado y, por consiguiente, exige la extensión del servicio a todos los ciudadanos, ya sea desde el propio Estado o a través del trabajo en conjunto con el sector privado. Es decir, trae aparejado una obligación de desarrollo y expansión. Para poner un ejemplo: si se regula el precio de la vivienda, pueden no fabricarse. En cambio, si se establece la vivienda como servicio básico, el Estado impulsa políticas de desarrollo que puede articular con el sector privado para extender y brindar ese derecho a todos. Sin lugar a dudas, todos los ciudadanos deben tener acceso a las TICs, al mínimo indispensable garantizado por una política de Estado, pero la capacidad de inversión de las empresas privadas para desplegar esta infraestructura y permitir el desarrollo de la economía digital o informacional, surge del consumo de los sectores de mayor rentabilidad y la competencia entre empresas. La forma escogida por el gobierno traerá subsidios a sectores pudientes y ausencia de inversiones para el acceso universal a sectores más desfavorecidos. La disposición atrasa. El Estado debe crear las condiciones y articular con el sector privado para acelerar las inversiones en las redes de comunicaciones, que repercutirán de forma inmediata en la integración de regiones, en mejorar las oportunidades para la educación y la generación de miles de puestos de trabajo de calidad en toda la Argentina. Consideramos oportuno la excepcionalidad de postergar las modificaciones de precios de los servicios TICs ante la situación que estamos viviendo por la pandemia de COVID-19, contemplado en el texto del DNU, aunque debiera establecerse de modo transitorio, puesto que los congelamientos de tarifas son como las cuarentenas, fáciles de ingresar y muy difíciles de salir.
RR: ¿Cree que la tensión entre las restricciones que impone el Gobierno con la cuarentena y el deterioro económico han llegado a un límite? ¿Cómo ve la situación particularmente en Córdoba?
DL: En Argentina estamos viviendo la cuarentena más larga del mundo, que está generando un impacto económico muy fuerte en los vecinos, comerciantes, pymes que ya no aguantan más. Antes del confinamiento, un 35% de los argentinos eran pobres. Se proyecta que este número llegará al 50% a fin de año. Decir que el problema es la pandemia y no la cuarentena es decir que es lo mismo para la economía de una familia ir o no ir a trabajar. No es una elección entre salud y economía cómo quieren hacernos creer, se trata de gestionar inteligentemente para cuidar la salud y también las fuentes laborales. Hay que confiar más en la ciudadanía argentina porque lo cierto es que no sabemos con certeza cuándo estará la vacuna. Y nuestro día a día va a seguir, por eso el famoso “convivir con el virus” es una realidad. Y para llevarlo adelante hay que hacerlo apostando a la responsabilidad individual, a creer en nosotros y a no fomentar el miedo, a comunicar responsablemente. Siento que las autoridades muchas veces subestiman a los ciudadanos y se sienten cómodos en una cultura “paternalista”. Y eso te admito, me genera hasta desazón. Córdoba no es la excepción, la situación también es grave. Pareciera que el Municipio se deslindó de sus responsabilidades y se excusa con que todo lo resuelve el Centro de Operaciones de Emergencia (COE). No se gestiona la pandemia. Como agravante, los impuestos municipales siguen llegando con aumentos, como si no se percataran de la grave crisis económica que la cuarentena provocó en los sectores comerciales, productivos y en las propias familias. Además, desde antes de la pandemia en la ciudad de Córdoba se está gobernando con emergencias, haciendo un uso abusivo de ellas. Esto significa que gestionan sin que se los pueda controlar, con limitaciones en el funcionamiento del Concejo Deliberante, sin transparencia y discrecionalidad en el uso de los recursos públicos. Insistir en que gestionen la pandemia de manera focalizada e inteligente significa tener en cuenta en la toma de decisiones la realidad de cada provincia, localidad y sector productivo, significa cuidar la salud de los más vulnerables frente al virus, pero también proteger las fuentes de trabajo de miles de cordobeses.
RR: El año pasado en Córdoba se vieron cortocircuitos en la definición de candidaturas dentro de Juntos por el Cambio. ¿Quedó alguna enseñanza sobre esto dentro de la coalición?
DL: Sin dudas hay que aprender de los errores. La división de Cambiemos en el proceso electoral pasado fue muy perjudicial, es evidente, y lo cierto también es que Cambiemos como espacio venía funcionando mal. De cara a los que viene hay que trabajar colectivamente, el radicalismo en Córdoba debe ponerse a la cabeza para rearmar la coalición, porque tenemos que saber que a pesar de los errores de Cambiemos, es la herramienta que debemos fortalecer, es el espacio que resguarda un mandato social de una gran parte de los cordobeses y buena parte de los argentinos a quienes aspiramos a representar. Yo como radical, voy a trabajar para que sea el radicalismo quien lidere la coalición, pero no se trata de imposiciones. Para adentro de mi partido se vienen tiempos de renovación, tenemos que fortalecer nuestra identidad y desde ahí bregar por el armado de un espacio más amplio. El armado político debe priorizar la competitividad electoral para que los mejor valorados por la ciudadanía sean quienes representen a la coalición.
RR: El fallecimiento de Solange impactó mucho en la opinión pública, y con razón. ¿Qué sintió frente al caso y qué le diría a las autoridades cordobesas?
DL: El caso de Solange nos llenó de una profunda tristeza. Las palabras en estos casos sobran. Esperamos que este acontecimiento no se quede en el dolor de una familia y que nos interpele a cada uno. Lo vivido debería llamar a los gobiernos a reflexionar y abrir el diálogo, para que avancemos hacia protocolos razonables, coherentes y equitativos que garanticen los derechos de todos. En estos tiempos difíciles necesitamos más que nunca que las autoridades tomen decisiones con empatía y humanidad. El camino no puede ser el silencio. Los que tienen la responsabilidad de gestionar, no pueden quedarse sin palabras ante los hechos que conmueven a todos los cordobeses.