REVISTA REPUBLICANA: El día martes fue un día de mucha tensión en el Congreso de la Nación ¿Cómo se vivió desde adentro?
ÁLVARO LAMADRID: Se vivió con mucha preocupación porque el presidente de la Cámara de Diputados tomó la decisión de reinterpretar un protocolo vencido que habilitaba las sesiones virtuales sin que hubiera consenso de todas las fuerzas políticas. Decidió “manu militari” que eso no era así y las prorrogó sin ese acuerdo amplio con el cual se habían generado. Fue un momento de mucha tensión, porque presagia lo que se viene en la Argentina, que es la imposición del autoritarismo y el querer llevarnos a los empujones a votar y aprobarle al Gobierno una reforma judicial que necesitan para la impunidad y para convertirse en la Justicia también para adelante.
RR : ¿Cómo definiría este momento institucional de Argentina?
AL: En la Argentina se vive un momento de quiebre, de fractura, en el que una primera minoría en la Cámara de Diputados (porque el Frente de Todos tiene solo dos diputados más que Juntos por el Cambio) tiene un acuerdo entre bambalinas con algunos otros sectores que fueron votados como opositores y que habiendo traicionado la voluntad popular han dado quorum y han votado todas las leyes del Gobierno. Con esa primera minoría exigua intentan violar el reglamento de la Cámara y llevar a la Argentina a un lugar muy difícil, prácticamente desconociendo nuestra presencia en la cámara e invisibilizándonos y arremetiendo contra las instituciones, queriendo imponer una especie de dictadura de la mayoría e interpretar que eso le da derecho a hacer cualquier cosa, a violar el reglamento de la Cámara y de la Constitución nacional. Entramos en una situación difícil, pero para decirlo ciertamente, ese proceso de radicalización no es que está empezando, porque ya estamos en un país donde hay expropiaciones, en donde hay tomas apañadas, en donde hay delincuentes que tienen el guiño oficial, en donde hay desaparecidos y en donde hay un copamiento judicial y las facultades del Congreso no son respetadas. Ya estamos en ese clima, que es a donde quiere ir Cristina Kirchner.
RR: Usted viene advirtiendo sobre el avance del kirchnerismo sobre las instituciones. ¿Cuál cree que será el próximo paso?
AL: Yo lo he alertado con mucha claridad. La reforma judicial la quieren sacar a cómo dé lugar, porque saben que se les va terminando el tiempo. El presidente de la Nación dice que no hay cuarentena y en realidad eso es porque la gente ya se ha revelado al arresto domiciliario obligatorio del Gobierno, del autoritarismo de gobernar por DNU, de que les digan que para cuidar su vida se la tienen que entregar al Gobierno. La gente le dio al Gobierno el 17 de agosto una encuesta en tiempo real. Saben que se les acaba el tiempo y saben que no es tan fácil ahora mentir como lo hicieron en años anteriores. Saben que la sociedad no va a permitir que se lleven puestas a las instituciones y que se roben el país y por eso se apuran. Porque necesitan sacar los chanchullos este año antes de las elecciones y que pueda cambiar la relación de fuerza. La reforma judicial es que Cristina Kirchner se convierta en la justicia para que luego, todos los deseos, las necesidades, las historias oficiales y los relatos de la vicepresidente tengan un correlato. La justicia se va a convertir en un ámbito dependiente, dócil, manejable y desde la cual el Gobierno va a convalidar todas sus acciones en conjunción con una reforma electoral que sea un traje a medida y una reforma de la Constitución. Lo vengo señalando: buscan que la disputa del poder en la Argentina sea una quimera, que es lo que define que exista una democracia y es que la oposición tenga garantizada a través de las herramientas institucionales poder ganar una elección. Esto va a ser aniquilado y por eso que he sostenido que vamos al modelo de Santa Cruz, que es el de mantener una fachada de legalidad para que parezca que hay legalidad cuando en realidad hay una autocracia y hay un poder que no puede ser disputado. Por eso, por ejemplo Alicia Kirchner termina siendo gobernadora con el 26% de los votos y a eso se va, a una autocracia familiar hereditaria y consanguínea.
RR: ¿Cree que lo de ayer constituyó un golpe institucional?
AL: Es una fractura y un quiebre institucional y demuestra que las urgencias de Cristina valen más que los reglamentos de la Cámara, que las leyes y que la Constitución Nacional. Si el Gobierno se está moviendo así en este momento, con este desprecio institucional, imagínense los argentinos lo que nos espera de salir la reforma judicial. Esto nos tiene que hacer recapacitar, porque lo que está pasando ahora va a ser nada, va a ser recordado como “buenos tiempos” al lado de lo que viene.
RR: Pareciera que el kirchnerismo siempre encuentra a los mismos aliados para sus planes. ¿Qué tiene que decir sobre Schiaretti y Lavagna?
AL: Lo dije en mi discurso en la Cámara de Diputados. En primer lugar, han traicionado la voluntad popular pero eso ha sido una estratagema. Ya no se puede hablar más de los diputados de Lavagna, creo que es un error. A Lavagna lo han usado, pero eso es el duhaldismo, que se quedó afuera del oficialismo y allí todos los diputados como Camaño, Barrionuevo, estaba el propio Solá, y hasta Massa, lo que era el Frente Renovador es Duhalde. Massa es Duhalde, al igual que los diputados de Lavagna y todos esos sectores siempre han votado con el oficialismo. Son casualmente los que fueron afuera a buscar votos opositores para terminar perjudicando a Juntos por el Cambio, porque también el duhaldismo tiene su apuesta adentro, que es con el massismo y los sectores de Alberto Fernández, son los que siempre han tenido la aspiración de poder liberar el peronismo de Cristina Kirchner y La Cámpora. Son los que, como Duhalde, han denunciado un golpe de manera irresponsable, pero en realidad lo que están diciendo es un metamensaje para Cristina Kirchner: que si tira del mantel y avanza con todo, no sólo va a caer Alberto Fernández (que eso a Cristina la tiene despreocupada) sino que posiblemente la situación se la lleve puesta a ella. Esa es la situación que se da, por eso sospecho que esos Diputados, tanto los de Schiaretti como los de Lavagna, puedan de alguna manera aunque sea dar quorum para la reforma judicial y todos sabemos que si se habilita el quorum finalmente podrían aprobar esa reforma. De manera tal que hay que decir estas cosas para alertar a la sociedad, esa trampa en la cual estuvieron inmersos los votantes, tanto de Schiaretti como de Lavagna, hoy ven que se les vuelve en contra, que no eran un camino alternativo, que no eran un lugar equidistante entre Juntos por el Cambio y el Frente de todos. Que eran un oficialismo disfrazado y tramposo que hoy le posibilita al kirchnerismo paradojalmente poner en peligro las instituciones, la división de poderes, aniquilar la justicia y avanzar hacia una hegemonía de poder absoluto. Son responsables de la situación y también, de alguna manera, son los generadores de este presente que estamos viviendo.