REVISTA REPUBLICANA: Desde que empezó la cuarentena decretada por el gobierno nacional, muchas provincias y ciudades mantienen sus ingresos restringidos. ¿Qué análisis hace de esta situación luego de todos estos meses ?
FABIO QUETGLAS: La gestión de la movilidad es seguramente uno de los temas más difíciles de la pandemia y establecer un juicio de valor general carece de sentido; porque hay un primer momento de shock a escala global donde efectivamente en muchos países decidieron aislarse del marco internacional y a su vez limitar los movimientos internos bajo distintos soportes legales. Y eso durante algún tiempo muy puntual y específico tenía la lógica de evitar el acceso del virus o bien luego, de preparar el sistema de salud. Pero lo cierto es que, en Argentina, se constituyó en una práctica regular y no siempre bien llevada adelante desde el punto de vista de la preparación de los agentes, del sentido de la movilidad y de las vías alternativas que había que darle a la misma, en caso de que hubiera restricciones. Además de la forma de gestión burocrática en la relación de los ciudadanos con los permisos. Entonces, el análisis que hago en general es que no se le puso el foco -así como se intentó poner foco en el re equipamiento de sistema sanitario- a este tema, hoy en día generando más perjuicios de los necesarios.
RR: Los índices económicos que se fueron conociendo durante estos últimos tiempos dejan entrever que estamos en la puerta de una crisis inédita en nuestro país. ¿Usted lo cree así ? ¿Cuáles son los elementos que más le preocupan de la situación nacional ?
FQ: Lo que más me preocupa es el desempleo. Vamos a tener una caída de producto muy importante, probablemente con tres o cuatro puntos más que el promedio de la región, en un contexto mundial difícil para la economía. Pero, de todas las consecuencias en términos de intercambio, capitalización, etc., probablemente el que sea humanamente más doloroso sea el desempleo, porque el desempleo genera efectos en la condición personal. Empuja a la gente a la depresión, a las familias a la desesperación, rompe el tejido social. Lo que más me preocupa es el desempleo y habría que pensar seriamente en una legislación de emergencia para que se facilite mucho la contratación laboral, dando garantías a los contratantes, por lo menos por los próximos dos años y bajando los costos para-salariales.
RR: Argentina hoy es el país con más muertos diarios por millón de habitantes por COVID y además, acabamos de superar el millón de contagios. ¿Qué piensa que fue lo que fracasó? ¿Porqué cree que el gobierno insiste con la misma metodología ?
FQ: Probablemente no haya una sola cosa que haya fracasado y no sé si todas son responsabilidad de los distintos niveles de gobierno y no sólo del gobierno como una unidad. A mí eso no me gusta ponerlo en la consideración del debate político. Es inevitable decir que hay un fracaso en términos de número de muertos y numero de contagiados, no hay ninguna duda. Ahora, las alternativas que había a las decisiones que tomó el gobierno son todas alternativas difíciles. Quiero decir con esto que, hay un fracaso objetivo y hay muchas razones para ese fracaso, probablemente la cuarentena se extendió más de lo necesario, el tratamiento homogéneo de todo el territorio durante los primeros meses de la cuarentena fue un error garrafal. Había que hacer mucho énfasis en algunos lugares y probablemente podíamos estar en una situación más relajada en otros, la cantidad de testeos, y la política de aislamiento con los testeos, el tema de determinar claramente cuáles son los grupos de riesgo y ser muy estrictos en el aislamiento de esos y no tanto en otros. Probablemente, hayan habido muchos errores pero lo que me parece es que hay que tener una actitud colaborativa. No sé si el gobierno insiste con la misma metodología, me parece que ahora enfrenta un problema que es distinto, el amesetamiento en el AMBA y la expansión geográfica del virus en el resto del país, cambiando las dificultades. Tratemos de que el debate político no nos impida mantener el sesgo colaborativo que la sociedad argentina nos pide, diciendo las cosas como son y ofreciendo alternativas-como hizo la fundación Alem en su destacado informe del mes de mayo- pero sabiendo que lo más importante, es preparar la sociedad para superar la pandemia.
RR: Muchas veces se habla la necesidad de acuerdos básicos entre los distintos partidos políticos. Sin embargo, el gobierno parece cerrarse cada día más en la agenda de los sectores más radicalizados que lo integran. ¿Cómo analiza esta situación ?
FQ: Mientras no sepamos en qué se basarían esos sus acuerdos, es decir, convocar a un acuerdo sin hablar del contenido no tiene sentido. Acá hay una cantidad de argentinos que creemos que hay que terminar con el déficit fiscal como condición para darle a la macro, una estabilidad para largo plazo y un montón de argentinos que creen que eso es secundario frente a otros problemas. Entonces no hay posibilidad de ponerse de acuerdo. Así como hay un montón de argentinos que creemos- yo personalmente- que nuestras relaciones internacionales tienen que sacarse la mochila de Venezuela y hay un montón de argentinos que creen que en Venezuela hay un gobierno democrático con el que hay que tener relaciones normales. Es difícil ponerse de acuerdo y puse dos ejemplos de decenas que podría poner. Yo creo que, más que llegar a un acuerdo, hay que recentrar la política Argentina en la Constitución y despejar esa idea de que se necesita cambiar la Constitución para hacer reformas en Argentina. Argentina, efectivamente precisa un paquete de reformas muy importante, en materia educativa, laboral, fiscal, ambiental y precisa un momento nacional muy activo de reconfiguración del mapa, que tome en cuenta la agenda contemporánea. Que tome en cuenta qué vamos a hacer con la Inteligencia artificial o con la emergencia de una sociedad cada vez más paritaria. Cómo vamos a hacer para competir en un mundo tan complejo o cómo vamos a reconvertir nuestra economía en una economía más carbono-neutra. Es decir, la agenda de hoy y no una agenda tan gastada como la que circula muchas veces en los medios. No sé si nos vamos a poner de acuerdo, pero para mí es dentro de la Constitución y hablando de los problemas de hoy.