UN CUENTO DE NAVIDAD

Por Nicolás Roibás

La distribución de la vacuna rusa Sputnik V para este diciembre, se convirtió en una secuela desesperada de la famosa “perilla de la economía” que el gobierno de Alberto Fernández nunca pudo prender .

El relato kirchnerista, que funciona como el virus y muta de acuerdo a sus necesidades, puso su norte en una navidad que le promete a los argentinos salud, a falta de pan dulce.

Busca de esta manera, alejar los fantasmas del pasado de diciembres violentos y de angustias. Fantasmas que amenazan con visitar a los argentinos como en el cuento de navidad de Dickens, para revisar errores y sufrir el terror ante las posibilidades del futuro: una reflexión que podría ser letal para el proyecto popular.

No le preocupa al gobierno de científicos que no existan estudios concluyentes de alcance masivo sobre la eficacia de la vacuna. Es más fácil culpar a la grieta señalándola como la madre de todas las desconfianzas. Es más fácil tildar de anti vacuna a una parte importante de la sociedad que le cuesta creer en la demagogia de líderes mesiánicos como Putin y que temen ser víctimas de la negligencia de Estados omnipresentes que son un simulacro de democracia plena.

Del material llamado autoritarismo, están hechos también todos los fracasos del gobierno y su falta de credibilidad frente a los ojos del mundo. De allí se desprende la “canchereada” que llevó a Alberto a disfrazarse de Papa Noél y prometer lo que casi ningún país ha podido: la inoculación generalizada para frenar al coronavirus en tiempo récord.

El regalo prometido para estas navidades, amenaza con ser un arma de doble filo. Un “segundo semestre” que peca de demasiado ambicioso porque pone las expectativas en las estratosfera y puede nunca llegar, tal como alguna vez le pasó al gobierno de cambiemos. Un cuento navideño que, de fracasar, tendrá un final menos simpático que el que alguna vez escribió Charles Dickens.

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