CARRIÓ RECARGADA

En estos días, el INDEC publicó un informe que retrata la delicada situación de las familias argentinas a partir del virus, la cuarentena y la pésima gestión del gobierno nacional. 

Los datos mostraron que en estos últimos meses, el 40% de los hogares enfrentó dificultades laborales, el 48% de ellos necesitó de asistencia estatal y más del 30% pasó hambre. Hoy, una familia necesita 52 mil pesos para no ser pobre. Esto sumado a que el 60% de los niños en nuestro país se encuentra en situación de pobreza, según los informes del observatorio social de la UCA. 

Sin embargo, solo un tema parece quitarle el sueño a Cristina a Kirchner: asegurar su impunidad. 

En la antigüedad, la alquimia buscaba, entre otras cosas, la transmutación de todo tipo de metales al oro y el camino hacia la vida eterna. 

El kirchnerismo, buscó algo mucho más práctico y mundano: la transmutación de choferes, jardineros y secretarios privados a millonarios testaferros- algo que logró durante la “década ganada”-dejando pendiente la tarea más importante: la inmortalidad de la corrupción y el autoritarismo como sistema de vida en nuestro país.

Hoy, la impunidad de Cristina Kirchner, simboliza la instalación definitiva de ese sistema. 

Nadie podía sorprenderse, salvo quizás, algunos intelectuales muy ávidos de aferrarse a las bondades del calor estatal, del rol de Alberto Fernández como eslabón para completar definitivamente aquella cruzada. 

Fue por eso que, de sus promesas, la reforma judicial era la primordial para su supervivencia política. 

Pero la incapacidad del presidente para cumplir, hizo que Cristina Kirchner-como pocas veces en su vida- conociera en carne propia algunas de las emociones que hoy envuelven a la mayoría de los argentinos: la impotencia, el enojo y la desesperación. 

Su reacción, se tradujo en un incesante accionar contra la justicia que hoy desdibuja al sistema republicano de gobierno. 

Es por esto que, Elisa Carrió, decidió regresar al protagonismo político e impulsar esta semana un pedido de juicio político contra la vicepresidenta. No es casual la estrategia de Carrió, que también se puede advertir en su apoyo a la postulación de Rafecas. De alguna manera, se pueden interpretar como intentos de la ex diputada por ponerle balizas al camino oscuro que hoy atraviesa Alberto Fernández .

Carrió parece vislumbrar una verdad que al presidente todavía se le escapa: La única manera de evitar el naufragio anticipado del gobierno de Alberto Fernández sería a través de un acuerdo con Juntos por el Cambio, que deje a Cristina afuera de la cancha.

Si a ese acuerdo de gobernabilidad no lo impone la cordura, podría hacerlo la nueva realidad del Congreso luego de las elecciones del año que viene, en la que los votos de Juntos por el Cambio pasarían a ser esenciales. Pero, en el medio del camino, existe un riesgo cada ve más real: una Argentina bolivariana. Carrió parece ser, una vez más, de las pocas que entienden lo que está en juego. 

Los tiempos se acortan y el 2021 empieza a mostrarse como un año bisagra para el futuro. La pregunta es si la reconstrucción de Argentina- de la que hablan los nuevos spots del gobierno-será con Cristina o sin Cristina.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: