Ayer se conocieron los datos del INDEC del mes de febrero y el resultado fue espeluznante: 4,7 por ciento de inflación mensual.
Estos datos salen a la luz en el contexto de la negociación por la aprobación del acuerdo con el FMI que se definirá este jueves, aún con resultado incierto. Será por eso que Alberto Fernández, en una declaración tragicómica y previo a estos datos, aseguró que el viernes comenzaba la “guerra contra la inflación”.
La palabra presidencial está tan devaluada que nadie ya hace caso a sus declaraciones rimbombantes. Todos saben que el modelo de gobierno es generador de inflación. De hecho, el discurso del kirchnerismo previo a asumir este nuevo mandato era explicar a la inflación como un factor multicausal, bajándole el precio al impacto que tenía la emisión descontrolada.
El problema es el modelo. Siempre el kirchnerismo generó inflación porque no entienden otra forma de hacer política. El populismo siempre es inflacionario. La diferencia es que en la “década ganada” Cristina Kirchner había prohibido pronunciar la palabra inflación y el INDEC estaba intervenido, algo que fue subsanado por el gobierno de Macri.
Por estos días circula un video de la exmandataria cuando estaba en funciones años atrás, asegurando que si la inflación del país fuera 25% el país “volaría por los aires”.
En ese sentido, ante la gravedad de la situación, verlo al presidente en un video arengando en una pileta estatal a la gente, es otra muestra más del momento bizarro que vive la Argentina. Una Argentina a la que ya la tapó el agua.