LA FIESTA INOLVIDABLE

En el día de ayer, el Frente de Todos, echó mano a la vieja viveza criolla que lo caracteriza y decidió dar un golpe de palacio interno para remover al Presidente de la Nación sin apelar a ningún tecnicismo constitucional. Es que, para el kirchnerismo, la Constitución no es la ley suprema de la Nación, sino más bien una guía de indicaciones que se pueden tomar o no, de acuerdo a la ocasión.

Las imágenes que se vivieron en estos dos días quedarán para la historia, quizás simbólicamente, a la altura de los cinco presidentes en una semana que vinieron luego de la debacle de Fernando de la Rúa en 2001. Solo que en esta ocasión no dimitió un presidente, no hizo falta.

Se puso en marcha el plan Massa con una parafernalia que hizo poner colorados a los más desvergonzados. El día martes observamos la despedida del tigrense del Congreso de la Nación en un marco inolvidable. Un violinista en solitario tocaba el himno nacional ante los representantes legislativos del PJ que aplaudían al nuevo caudillo. Imposible no remitirse a la imagen de los violinistas del Titanic, haciendo sonar la música mientras el banco se hundía. No faltaron las lágrimas de su círculo íntimo y la emoción. Pero eso solo fue el preludio del momento más alto de la coronación, que sucedió al día siguiente.

500 invitados para el acto de jura del super ministro, Alberto Fernández no llevó el bastón ni la banda para colgársela a Massa, pero tampoco fue necesario. La militancia del Frente Renovador (si es que existe tal cosa) coreaban para agregarle clima a la fiesta. “¿Qué festejan?”, era la pregunta que repetía la gente por las redes sociales. 

La foto que quedó de la fiesta, fue la del Presidente retirándose del escenario con cara de apesadumbrado, como un colado a un casamiento que se queda hasta al final de la fiesta bailando solo en la pista y al que amablemente le piden que se retire.

Fue una fiesta “massista”, sin dudas, al tigrense le gustan esas demostraciones. Es imposible olvidarse del “massapalooza” organizado en cuarentena con el congreso cerrado. Fue una fiesta “massista” porque las expectativas sobre sus anuncios estaban por las nubes, para terminar siendo puro humo.

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