El piloto, actor y cineasta, Enrique Piñeyro, analizó la temeraria maniobra del nuevo avión presidencial en el aeroparque metropolitano, con un hilo en el que dio detalles técnicos que generan alertas.
“Las pasadas se hacen y los pilotos las disfrutamos mucho. Pero deben respetarse muchas condiciones para que no se transformen en maniobras muy peligrosas como esta.
Meteorología óptima (CAVOK en jerga aeronáutica significa techo y visibilidad ilimitadas). No era este el caso, la meteorología estaba muy complicada. Tormentas, lluvia y aviones desviándose para evitar zonas de turbulencia.
Mucha experiencia de los pilotos en el tipo de avión. No era el caso, era el primer vuelo que hacían en ese avión. De hecho se les concede a los capitanes en su vuelo de despedida antes de jubilarse.
Se hacen ensayos previos en simulador. En esta maniobra el avión llega desconfigurado a muy baja altura, eso puede hacer sonar alarmas y confundir a la computadora, como paso en el accidente de Air France en Habsheim. No tenga pruebas de que esto se haya omitido, pero viendo la conducta de estos pilotos, tengo serias dudas de que se haya hecho.
Para salir de la pasada se gana altura y luego se procede al viraje. Estos pilotos hicieron todo lo contrario. Viraron primero y luego ascendieron. El riesgo es tocar el piso u obstáculos porque son aviones con mucha envergadura de ala. El 757 tiene 38 metros entre punteras de ala.
Se arregla de antemano con los controles y todo el mundo esta avisado. En este caso, se lo pidieron a último minuto a Aeroparque generando una disrupción de trafico importante porque estaban aterrizando 4 aviones en sentido contrario con mala meteorología.
Se trata de generar la menor disrupción posible a los colegas que están volando y la menor carga de trabajo posible a los controladores de tránsito aéreo. No hicieron nada de todo esto: eran insistentes con pedidos absurdos. No les importó en lo más mínimo las demoras que le generaron a otros aviones.
Tampoco les importó que un avión de Aerolíneas tuviera que volver a ascender y volar en un circuito de espera gracias a la disrupción que provocó esta maniobra absurda dado el contexto. El Aerolíneas solicitó realizar la espera en otra posición porque había mucha turbulencia. Deberían haber ofrecido ellos cederle el turno a un avión de pasajeros demorado por su culpa.
Y aquí lo mas grave, descendieron debajo de la altura que les había asignado la controladora luego de solicitarle descenso 2 veces seguidas de manera muy insistente. Ignoraron por completo la restricción que -criteriosamente- le impuso la controladora para proteger a los aviones que estaban operando en San Fernando.
También desobedecieron las directivas del control que les dio instrucciones de proceder directo a Quilmes. Ignorando por completo dicha instrucción hicieron un viraje a bajísima altura.
Estuvieron a punto de provocar una catástrofe por partida doble. Primero porque al descender a 2300 pies, podrían haber colisionado con cualquier tráfico que estuviera operando en San Fernando. El 757 es uno de los aviones que más estela turbulenta deja detrás de si y los aviones más pequeños que operan en SF son particularmente vulnerables a ella. Ha habido accidentes por esta causa.
Son los mismos pilotos que hicieron ese aterrizaje muy peligroso en Aeroparque con el 737 de presidencia. Ya van dos. Si cada vez que aterrizan tienen que sacar un comunicado explicando lo que hicieron, puede que la tercera en vez de sacar ellos un comunicado, sean sus familiares y amigos los que publiquen un aviso.”