DEL FRACASO DE LAS INSTITUCIONES, LOS NUEVOS LIDERAZGOS Y LA COOPERACIÓN GLOBAL

Fabián Perechodnik

Durante más de 75 años, desde que terminó la Segunda Guerra Mundial, los países vencedores y luego todos los países en diversas alianzas y bloques construyeron y diseñaron instituciones supranacionales. Con distintos protagonismos e impactos, casi todas las siglas que somos capaces de recordar tenían como objetivo lograr la articulación y coordinación de respuestas globales, regionales o temáticas para resolver los problemas del mundo de esta época: ONU, OEA, UE, OMS , NATO, WB BID, CEPAL, MERCOSUR, Alianza del Pacífico, G20, G7, entre tantas otras. Hoy podemos ver que cuando se necesitaron, cuando debieron actuar, no supieron, no quisieron y claramente no pudieron resolver nada. Fracasaron. El mundo trabajó incansablemente para mostrar organismos alineados y eficientes y cuando llegó el momento de poner en práctica los mecanismo para dar respuesta frente a la pandemia más compleja de este siglo, no cumplieron con lo que se esperaba de ellos. Los Estados nacionales, subnacionales, los municipios y ciudades cerraron sus fronteras, cerraron sus cielos y buscaron resoluciones desde su interior, escapando y dudando de cualquier propuesta externa. Un claro contrasentido. En la era de la globalización las pocas o nulas respuestas fueron individuales y no en bloques o en el marco de las instituciones. Los liderazgos globales entraron en crisis.

Muchos pensadores e intelectuales que han escrito sobre la pandemia, más allá de la cuestión sanitaria, siguen pregonando que el mundo debe volver a la cooperación y a la mirada global aceptando que el fracaso no es definitivo y que debe servir para construir los nuevos liderazgos. El historiador israelí Yuval Noah Harari, uno de los pensadores más preclaros en estos tiempos, explica que “en la Edad Media, los virus viajaban a la velocidad de un caballo de carga y en la mayoría de los lugares sólo podían infectar pequeñas ciudades y pueblos. Hoy un virus puede viajar en clase ejecutiva a través del mundo en 24 horas, e infectar megalópolis con millones de habitantes. Pero en la práctica, en los últimos 100 años, tanto la incidencia como el impacto de las epidemias han disminuido drásticamente. Esto se debe a que la mejor defensa que tienen los humanos contra los patógenos no es el aislamiento, sino la información. Mientras que los habitantes de la Edad Media nunca descubrieron lo que causó la peste negra, los científicos actuales solo tardaron dos semanas en identificar el nuevo coronavirus, secuenciar su genoma y desarrollar una prueba para identificar a los infectados”.

Información, cooperación internacional y liderazgo positivo se imponen como los patrones que deberemos fomentar con más fuerza de acá en adelante para superar esta crisis política mundial, además del desarrollo y la investigación.

En esta situación tan difícil que nos ha tocado y nos toca atravesar, podemos tomar como ejemplo varios casos europeos en los que vemos un patrón en el fortalecimiento de los liderazgos moderados y la retracción de las facciones más reaccionarias. Vemos a la canciller Angela Merkel, con más de 80 por ciento de aprobación, al Presidente Emmanuel Macron creciendo en su evaluación positiva, al primer ministro Giuseppe Conti con más de 70 puntos de imagen positiva y el resultado electoral de Galicia con un nuevo triunfo del PP con la figura de Alberto Núñez Feijóo. Los datos nos muestran algunos ejemplos de estas reacciones positivas de la opinión pública en pos de esos liderazgos de centro. 

De cualquier manera, estamos frente a una situación que no habíamos vivido en este siglo, y, como siempre, hay mas preguntas que soluciones. Me voy a tomar la licencia de apropiarme de dos preguntas puntuales del profesor Peter Frankopan de la Universidad de Oxford y que sintetizan muchas de las preocupaciones para las que aún no tenemos respuestas. Frankopan cuestiona: ¿por qué la polarización política es tan aguda en el mundo desarrollado? y ¿por qué a esos Estados más ricos y desarrollados les resulta tan difícil trabajar juntos y cooperar entre sí? Creo que debemos seguir buscando esas respuestas porque, como quedó demostrado, el mundo necesitará trabajar más y mejor en conjunto y deberá reformular sus organizaciones de forma colaborativa para poder afrontar con éxito las nuevas batallas globales que más temprano que tarde se nos presentarán.

Fabián Perechodnik es analista político. Fue Secretario General de la Provincia de Buenos Aires entre 2015 y 2019.

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